Extraido de www.larepublica.es. Lo firmo ahorita mismo. Estas anomalias, contradicciones nos animan a pensar que la espiral descendente y destructiva que nos ahoga desde hace 30 años comienza a tornarse ascendente y constructiva. Enhorabuena. Aquí teneis una pluma.
Transcurridos siete días desde la aparición del periódico LA REPÚBLICA, agradecemos la acogida que le ha brindado la ciudadanía. Un apoyo que se traduce en el grado de repercusión pública que el medio ha tenido en comunidades y foros de debate, en el número de visitas recibidas (más de cinco mil, únicas, diarias, desde el primer día), en el reconocimiento formal como fuente de información de prensa por parte de Google News, en el elevado número de propuestas de colaboración que nos han llegado e incluso en las múltiples ofertas de ayuda económica, compra de suscripciones e inserción de publicidad.
Todavía no se había hecho público el primer número de LA REPÚBLICA, cuando ya se alzaban algunas voces en contra de nuestra existencia. Unos optaron por tratar de identificarnos con el supuesto órgano oficial de comunicación de alguna fuerza política, otros intentaron confundir nuestro proyecto con la trayectoria de personajes que presuntamente formarían parte de nuestro equipo, y otros, alternaron el silencio con el descrédito infundado.
Serenos y alegres, valientes y osados... henos aquí, resueltos a perseverar en nuestra labor de contribuir día a día a ofrecer una comunicación veraz, directa, honrada y participativa, porque a pesar de todo y de todos, estamos convencidos de lo que hacemos, convencidos de la reflexión que nos empujó a crear el periódico LA REPÚBLICA: proporcionar un espacio libre, para dotar a la Ciudadanía de elementos de información ajenos al control de los grandes grupos mediáticos, divulgar opiniones que no se encuentren sometidas a intereses empresariales, y, en resumen: comunicar con independencia, para sembrar democracia.
Es comprensible que en una sociedad como la de nuestros días, muchos se pregunten cómo garantizar que todas estas buenas palabras no se reducen solo a eso: buenas palabras. Por ello, os invitamos a la crítica, a una participación activa. Leednos, y ved no solo qué cosas decimos, sino qué cosas no pensamos callar.
disponemos de un poder que está
por encima de cualquier otro poder:
y es que nadie va a condicionar
qué debemos decir, ni cuándo debemos callarTenemos el firme propósito de diferenciarnos por la insolencia. No tenemos deudas, ni económicas ni de otro género. No esperamos nada. No pertenecemos a nadie. Y nada nos hará cambiar. Por eso, disponemos de un poder que está por encima del poder: no importa el dinero, no importan las amenazas, ni las ofertas, ni los insultos, ni las mentiras... no importa cuanto poder intente condicionar lo que escribamos o debamos ocultar, porque pese a todo, seguiremos haciendo lo que dicte nuestro compromiso con la ciudadanía. Un compromiso público, sometido a la crítica y basado en diez puntos:
1. Defendemos y asumimos como propia, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Condenamos categóricamente cualquier ataque a éstos derechos, considerándolo como un acto de violencia (latente o explícita).
2. Declaramos que no son intereses empresariales o partidistas los que engendran el periódico LA REPÚBLICA.
3. Nos comprometemos a defender siempre la democracia, entendida como un poder de pueblo, para el pueblo y por el pueblo, cuyos valores son el respeto a la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, principios esenciales de la República. Sin perversión de las palabras, engaños, ni totalitarismos de ningún género. La defensa de un gobierno de la mayoría, con respeto a las minorías. La aceptación del multipartidismo. La separación de poderes. Y el sometimiento a las urnas.
4. Defenderemos a los trabajadores de toda clase, a las víctimas y a los humildes, a los discriminados y a los excluidos. Daremos la voz a quienes hasta hoy no la tenían, porque LA REPÚBLICA será de todos, o no será.
5. Defenderemos el pensamiento ilustrado, crítico y plural, símbolo de la tolerancia y el respeto a la opinión de los demás. Un ser libre es una persona con capacidad para cuestionar absolutamente cualquier idea.
6. Contribuiremos siempre a la disminución de cualquier forma de odio. El odio es la semilla de la opresión, la discriminación y la violencia, y como tal, debe ser identificado y expuesto a la luz pública, para que entre todos podamos superarlo.
7. Contribuiremos a divulgar la cultura, la ciencia y el arte. Porque no es posible ser libres sin cultura, defendernos sin ciencia, ni ser humanos sin arte.
8. Seremos tribuna contra los abusos de los medios de comunicación, contra quienes condicionen, limiten o mercantilicen la libertad de expresión, y por tanto, pongan en peligro la libre organización de la Sociedad.
9. Seremos permanente foro y observatorio de la corrupción y la arbitrariedad. Nuestra curiosidad es solo comparable a la firme resolución de destapar todo hecho y toda trama incómoda para cualquier forma de poder establecido.
10. En el periódico LA REPÚBLICA creemos que otro periodismo es posible: un periodismo sin vacíos ni tabúes, sin dueños ni dioses... periodismo de calidad, llano, sincero, cercano, participativo, innovador, ubicuo, honrado, directo... y -con la ayuda de todos-, estamos dispuestos a convertirlo en realidad.
Estos son nuestros compromisos y podéis dar por seguro que no tenemos otros ocultos. Como es natural, esperamos cierto grado de escepticismo, no pasa nada, es buena señal. Desconfiad, cuestionad de todo... de buena fe y con la razón por estandarte, el tiempo pondrá cada cosa en su lugar, porque España, mañana, será republicana; y nosotros estaremos allí para informar de ello.
¡Salud y República!