¡Máteme! ¡Es gratis!
Hace poco leí un libro de Eduardo Galeano en el que comparaba la impunidad con un inmenso cartel comercial, con luces de neón y brillos parpadeantes que invita a la repetición del crimen. La impunidad informa al verdugo o al ladrón sobre la gratuidad del crimen.
A estos verdugos y ladrones, sus crímenes casi siempre les han salido gratis.
Jose Couso Permuy fue asesinado por las tropas estadounidenses de ocupación mientras trabajaba como cámara de Telecinco, junto con Jon Sistiaga, en el Hotel Palestina de Bagdag, Irak, contraviniendo todas las leyes internacionales que regulan los actos de guerra, especialmente aquellas que regulan el ejercicio del periodismo.
En los últimos años los y las que ejercen mi profesión, bueno, mi futura profesión, en el marco de una guerra se han convertido en patitos de feria. Se esta demostrando que no hay nada como matar periodistas para hacerse con portadas y cabeceras de informativos, que no hay nada que venda más que matar periodistas. O que en el caso de que algunos y algunas profesionales independientes pretendan informar de manera alternativa a los medios corporativos, o simplemente estén en contra de la guerra, matarlos sale basicamente gratis.
Ayer la Audiencia Nacional archivó el caso. La familia ha anunciado que recurrirá la sentencia. Ánimo, que a todo cerdo le llega su San Martín.
Salud, buenos alimentos y justicia.
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